El psicoanálisis nace en Viena a finales del siglo XIX, cuando su fundador, Sigmund Freud, abandona la hipnosis, la sugestión directa y la catarsis, que constituyeron sus primeras técnicas de aproximación a la neurosis aprendidas de sus maestros J. M. Charcot y J. Breuer, y desarrolla un nuevo método terapéutico basado en la escucha a los pacientes. Aquellas primeras técnicas prepsicoanalíticas le desagradaban por la sumisión que implicaban para el paciente respecto de la autoridad del médico, y porque los efectos beneficiosos que podían obtenerse no resultaban duraderos. El nuevo método que fue desarrollando se basaba en un tipo de relación con el paciente totalmente inédita hasta ese momento: la libre asociación de ideas por parte del analizante y la atención flotante y la interpretación del sentido inconsciente de los síntomas por parte del analista. A partir de 1896 empezó a utilizar el término psicoanálisis para denominar esta metodología terapéutica que trataba de captar y comprender las manifestaciones del inconsciente.
A lo largo de un periodo de varios años de “esplendido aislamiento” respecto de sus colegas médicos, fue dando a luz sus primeros descubrimientos. Su investigación se apoyaba en la práctica clínica con sus pacientes y en su propio autoanálisis, donde la interpretación de los sueños ocupaba un lugar primordial. La constatación de la existencia de procesos inconscientes reprimidos que estaban en el origen de los síntomas neuróticos, le fue llevando a la comprensión de la existencia de una similitud y una continuidad entre el funcionamiento del psiquismo normal y sus manifestaciones patológicas. El reconocimiento del valor de los sueños para la comprensión de la vida mental le llevo a considerarlos como “vía regia” de acceso al inconsciente, otorgándoles un estatuto científico del que hasta entonces carecían. Hasta Freud no hubo una disciplina que lograra explicar la enfermedad mental con una teoría puramente psicológica, que afirma que el psiquismo individual se constituye y desarrolla en función de la interacción con los otros. En su práctica clínica comprobó cómo los pacientes se resistían a la comprensión de los motivos inconscientes subyacentes en sus síntomas y reproducían, en la relación con el analista, modos de relación construidos en la infancia con sus figuras más significativas, es decir, que actuaban en función de determinados esquemas relacionales inconscientes. La elaboración teórica de estos hallazgos le condujo al descubrimiento del complejo de Edipo, de la transferencia, de las fantasías inconscientes y a la comprensión ampliada del concepto de sexualidad, entendida como una energía libidinal que, comenzando al principio de la vida, se desarrolla a través de distintas fases hasta llegar a alcanzar la genitalidad propiamente dicha.
Con el paso del tiempo, Freud fue rodeándose de un pequeño grupo de colegas interesados por el psicoanálisis, y a partir de 1902, empezaron a reunirse en su casa de Viena en lo que llamaron “la Sociedad psicológica de los miércoles”, que en 1908 dio lugar a la “Asociación psicoanalítica de Viena”, formada inicialmente por 14 miembros. A lo largo de esos años, y gracias a la publicación de sus primeros artículos, muchos otros colegas e intelectuales procedentes de Berlín, Londres o Zurich fueron acercándose al conocimiento de la nueva ciencia, entre ellos Abraham, Jones, Eitingon, Rank, Ferenzi, Jung y Adler. En 1908 tuvo lugar el primer congreso internacional de psicoanálisis en Salzburgo, al que asistieron 42 personas de 6 países. Poco a poco el psicoanálisis fue ganando adeptos, y en septiembre de 1909, Freud fue invitado a USA para pronunciar unas conferencias de introducción al psicoanálisis en la Clark University, un hecho que resultó definitivo para la extensión del psicoanálisis.
Encuentro en la Universidad de Clark: Sigmund Freud, Stanley Hall, Carl Gustav Jung; fila de atrás: Abraham A. Brill, Ernest Jones, Sandor Ferenczi.
En 1910, durante el segundo congreso internacional de psicoanalistas realizado en Nuremberg, se fundó oficialmente la Asociación Psicoanalítica Internacional (API), con el objetivo fundamental de mantener la unidad teórica y practica del psicoanálisis freudiano.
Freud ha dejado un rico y extenso legado que los sucesivos psicoanalistas han desarrollado; algunos de ellos, con aportes importantísimos que amplían y continúan su pensamiento, otros, con desarrollos divergentes en algunos aspectos pero manteniendo los fundamentos por él desarrollados, y en otros casos, dando lugar a divergencias significativas que sin embargo se han mantenido dentro del corpus psicoanalítico, o en otras ocasiones han conducido a su separación del psicoanálisis y la creación de nuevas disciplinas psicológicas, como ocurrió tempranamente con Adler o Jung. El objeto de estudio del psicoanálisis se ha ido ampliando y complejizando con el tiempo, y el desarrollo de la teoría psicoanalítica ha dado lugar a la proliferación de distintas escuelas y enfoques a lo largo de todo el mundo, como la Kleiniana, la Lacaniana, la Psicología del yo, del Self o de las Relaciones objetales.
Eugen Bleuler, Lou Andreas-Salomé, Otto Rank, Sándor Ferenczi, Sigmund Freud, Carl Gustav Jung, Karl Abraham, Ernest Jones, Wilhelm Stekel y otros en el Congreso Internacional de Psicoanálisis (1911)