Los tratamientos psicoanalíticos están basados en un método específico para el abordaje del sufrimiento psíquico. Se trata de alternativas terapéuticas coherentes con una conceptualización psicoanalítica de la salud mental, del aparato psíquico y de sus posibilidades de modificación. A diferencia de otras terapias que se centran en el alivio de los síntomas o se limitan al logro de cambios parciales en el comportamiento, el psicoanálisis considera que los efectos terapéuticos pueden resultar efímeros si no son consecuencia de una serie de transformaciones internas, que pueden ser de mayor o menor alcance, pero que solo se pueden llevar a cabo gracias a un trabajo psíquico de elaboración y descubrimiento de uno mismo. El psicoanálisis ofrece la posibilidad de realizar una revisión extensa de la personalidad y llegar a consolidar cambios estables en el funcionamiento mental y relacional. Esta tarea implica un nivel de compromiso con uno mismo que cada persona ha de poder valorar, y que incluye tanto cuestiones económicas y de tiempo (ya que la frecuencia de las sesiones contribuye a la profundidad de la exploración no teniendo relación directa con la patología del caso), como el propio deseo de curación, la curiosidad por el conocimiento de uno mismo y el tipo de padecimiento psíquico. Atendiendo a la singularidad de cada caso se decidirá entre una serie de factores, como el número de sesiones, la utilización del diván, o el trabajo cara a cara, y se pactarán las condiciones en que se realizará el tratamiento.
Freud constató la existencia de fenómenos que escapaban a la conciencia y que estaban en el origen de los distintos síntomas psicológicos y del sufrimiento mental. Podemos decir, de forma general, que las distintas patologías mentales están en relación con estados en que el sujeto se encuentra excesivamente desconectado de si mismo y de los demás. Convencido del beneficio terapéutico que implicaba el conocimiento de uno mismo, desarrolló un método terapéutico cuyo objetivo fundamental era la toma de conciencia. Teniendo en cuenta las dificultades de la mente humana para conocerse a sí misma directamente, necesitando de otro ser humano tanto para su formación como para su comprensión, el método psicoanalítico, coherente con este hecho, está diseñado para que la persona en análisis pueda realizar esta tarea de investigación gracias al trabajo conjunto con el analista, que a través de su receptividad y de su escucha actuará como facilitador para que el paciente, en una atmosfera de respeto y confidencialidad, pueda comunicar lo más espontáneamente sus asociaciones libres, sus sueños y sus sentimientos. Un método que privilegia la comunicación por la palabra y una escucha particular que no se queda encerrada en lo explicito y manifiesto, si no que considera que las distintas manifestaciones de lo psíquico encierran un valor que hay que entender e interpretar, que tienen un sentido, muchas veces inconsciente, y que en cualquier caso hablan de la persona que los sufre. La situación analítica es un medio para facilitar que la persona pueda elaborar su problemática, y a lo largo de ese proceso, apropiarse de nuevas herramientas para pensar que le permitan convertirse en agente activo de su curación. El objetivo último de una cura analítica es reactivar la tendencia al desarrollo detenida por la enfermedad y la repetición y favorecer el crecimiento mental y la capacidad de decisión sobre la propia vida.
Actualmente existen distintas aplicaciones de la terapia psicoanalítica según se dirijan a un adulto, un adolescente, un niño, una pareja, una familia o un grupo. Los trastornos neuróticos y borderlines constituyen el campo mas adecuado para la terapia psicoanalítica, aunque también es de aplicación para el tratamiento de los trastornos mentales graves, preferentemente en el ámbito institucional.