01 - PRESENTACIÓN PSICOANÁLISIS Y PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA. María Eugenia Cid Rodríguez

PRIMERAS LÍNEAS



Querría considerar una situación que pertenece al futuro y a muchos de ustedes les parecerá fantástica; sin embargo, merece, a mi criterio, que uno se prepare mentalmente para ella. Ustedes saben que nuestra eficacia terapéutica no es muy grande. Sólo constituimos un puñado de personas, y cada uno de nosotros, aun con empeñosa labor, no puede consagrarse en un año más que a un corto número de enfermos. Con relación a la enorme miseria neurótica que existe en el mundo y acaso no es necesaria, lo que podemos remover es ínfimo desde el punto de vista cuantitativo. Además, las condiciones de nuestra existencia nos restringen a los estratos superiores y pudientes de nuestra sociedad […]. Por otro lado, puede preverse que alguna vez la conciencia moral de la sociedad despertará y le recordará que el pobre no tiene menos derechos a la terapia anímica que los que ya se le acuerdan en materia de cirugía básica. Y que las neurosis no constituyen menos amenaza para la salud popular que la tuberculosis, y por tanto, lo mismo que a esta, no se las puede dejar libradas al impotente cuidado del individuo perteneciente a las filas del pueblo. Se crearán entonces sanatorios o lugares de consulta a los que se asignarán médicos de formación psicoanalítica […]. Puede pasar mucho tiempo antes de que el Estado sienta como obligatorios estos deberes […]. De todos modos, alguna vez ocurrirá.

Cuando esto suceda, se nos planteará la tarea de adecuar nuestra técnica a las nuevas condiciones. […]. Y también es muy probable que en la aplicación de nuestra terapia a las masas nos veamos precisados a alear el oro puro del análisis con el cobre de la sugestión directa, y quizás el influjo hipnótico vuelva a hallar cabida, como ha ocurrido en el tratamiento de los neuróticos de guerra. Pero cualquiera que sea la forma futura de esta psicoterapia para el pueblo, y no importa qué elementos la constituyan finalmente, no cabe ninguna duda de que sus ingredientes más eficaces e importantes seguirán siendo los que ella tome del psicoanálisis riguroso, ajeno a todo partidismo [Freud, 1918, pp. 162-163].

He querido comenzar con esta larga cita de Freud porque, como líder del pensamiento y del conocimiento de la modernidad, tuvo la extraordinaria capacidad de adelantarse al futuro, de imaginarse el porvenir. Aquel porvenir, en mayor o menor medida y en diferentes dimensiones temporales y geográficas, fue apareciendo a lo largo de la historia, en momentos de convulsiones, de gran sufrimiento social y posterior crecimiento. Así, la gran eclosión de la psicoterapia psicoanalítica se produce, tanto en Estados Unidos como en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, en donde el padecimiento humano se extiende dramáticamente y, a la vez, se hace necesario el desarrollo de la capacidad para elaborar el horror, reparar el daño y la destrucción. La psicoterapia psicoanalítica empieza a crecer a partir del psicoanálisis y empieza a evolucionar paralelamente al avance económico y social de las décadas posteriores.



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