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PENSANDO EL COVID-19: La vigencia del tratamiento psicoanalítico - 1º Aniversario

PENSANDO EL COVID-19: La vigencia del tratamiento psicoanalítico

Ana Martín Solar

Madrid, 13 de Marzo de 2021

Quisiéramos que pareciera que no, aunque ciertamente, es sí. Estamos inmersos en un silencio atronador que viene anunciando desde ¡hace ya un año! tiempos convulsos para estos tiempos actuales, tiempos de la pandemia del COVID-19. Una pandemia que se ha empeñado en sacar a la luz, escondidos desasosiegos por los que siempre ha estado atravesado el ser humano: la incertidumbre, el aislamiento, la soledad, el indecible miedo y cómo no, el espinoso asunto de la muerte. Todas ellas, palabras portadoras de vulnerabilidad. Y es que el Covid-19, ese virus invisible, ese enemigo portador de la muerte, paradójicamente está muy presente, encarnándose en estos momentos como un manto incorpóreo, en un cansancio y en una fatiga que han dado en llamar emocional.

Pero, y nosotros, psicoanalistas ¿qué podemos decir al observar este escenario?

No cabe duda de que ya veníamos augurando un no muy amable desenlace para esta hibris, esa desmesura arrogante del quererlo todo, del todo vale, del dominio total sobre el otro y el mundo, que insiste en transgredir esa ley amorosa que nos humaniza y nos diferencia. Lo que, desde luego, no presagiábamos ¡ni de lejos! era la llegada de este intruso llamado Covid, que se ha impuesto ¡ni más ni menos que ante todo el mundo! como un límite feroz e incansable a esa hibris, pero también (dada su nula capacidad de discriminación) como un corte seco a todo aquello que significa vida. Y ante este espectáculo, no nos ha quedado otra que limitarnos hasta la extenuación confinándonos, aislándonos de los que amamos y de todo aquello que amamos. Precisamente el otro día, escuchaba en este ahora semiconfinamiento, el estupendo programa “Música y pensamiento” donde hablaban de un libro, “Solitud” en cuya introducción titulada “La magia nacida de la obscuridad” el autor describe la apasionante historia de la doctora Bone. Edith Bone era una médico húngara que fue detenida por espía y aislada en una celda donde apenas cabía su cama. Estuvo confinada y aislada durante 7 años, pero … sobrevivió y lo hizo gracias al uso de su imaginación. Entre otras argucias, e inspirándose en un relato de Tolstoi, fue paseando por todas las ciudades que conocía: París, Roma, visitaba la casa de Mozart en Viena, anotando en su mente todos los recorridos que hacía y dónde se paraba a recitar los poemas aprendidos. Esta anécdota nos muestra una de las formas en que el aislamiento y la incertidumbre por la propia vida pueden también abrir paso a una creatividad fecunda. Y lo decía ya Ilya Prigogine, el gran teórico del caos y la complejidad “El futuro es incierto, pero … esa incertidumbre está en el corazón mismo de la creatividad humana”.

La incertidumbre como sabemos es indefectible, no puede faltar. Está y aparece siempre, pero esta pandemia la ha desvestido, la ha dejado al descubierto sin miramientos, la ha convertido en una hiperpresencia que nos desborda. Y claro, todo ese desborde nos obliga a convivir con la inestabilidad, a ampliar nuestras miradas, a dejar hablar a nuestro inconsciente. Me decía una paciente hace unos días: “Es que me doy cuenta de que sólo quiero certezas, pero eso mismo me atenaza, me lleno de pavor si pienso que puedo cometer un error”. Por eso, lo incierto, también es la apertura a un espacio que se puede construir, potencia la curiosidad y la búsqueda, la creación. Quizás por eso, hoy más que nunca, el antiguo aforismo griego “Conócete a ti mismo” (nunca del todo alcanzado) se ofrece como una propuesta necesaria en tiempos de pandemia. Es más, digámoslo “Atrévete a conocerte a ti mismo”.

¡Atrévete a abrazar la vulnerabilidad, tu vulnerabilidad! Esa es una de las vías para vivir honestamente, para vivir, como dice Javier Gomá “una vida digna de ser vivida”.

¿Acaso no es ese (cuando se puede) uno de los logros de la cura analítica? 

Sigamos por la senda de esa cura, paso a paso, ayudando a dejar atrás ese virus mortífero,desempolvando y también acogiendo a la serena Sofrosine, esa gran olvidada bajo la inquietante y permanente sombra de Hibris.

info@consultamartinsolar.com

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